Nubes de pensamientos

¿Cuántas veces me he sentido confundida pensando que mi mundo real está formado por mis propios pensamientos, por aquello que fabulo, imagino, interpreto o recuerdo?

Si me siento y miro con más detalle, puedo descubrir que parte de esos pensamientos no son más que nubes pasajeras : ideas que intentan presionar mi mente para salir de golpe.

Pero entonces me doy cuenta de algo esencial: lo que realmente está vivo en mí, lo que verdaderamente surge desde lo más hondo, aparece cuando hago una pausa —cuando me regalo un momento de silencio— y digo stop.

Es ahí, en ese espacio suspendido, donde puedo empezar a disipar los pensamientos poco a poco . O, al menos, puedo mirarlos sin interferir, como si fuesen nubes que pasan ante mis ojos.

Y en ese acto de observar sin juicio, algo cambia: llega una sensación de calma, una presencia más plena, una verdad más profunda.

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