Mi querido amigo/amiga .
Me gustaría ser una presencia invisible.
Un lugar sagrado, sin forma , donde las energías se pudiesen transformar en la esencia más pura de la vida. Un altar al que cada persona que se acerque pueda liberarse, dejando atrás los recuerdos dolorosos, y así poder comenzar de nuevo, desde el lado más luminoso de la existencia.
Me gustaría ser un espacio donde cada petición honesta del corazón fuese escuchada.
Me gustaría convertirme en un susurro invisible que devuelva fuerza, firmeza e impulso, y te repita suavemente: No te rindas. No pierdas la esperanza. Todo llega. Confía. Estás caminando hacia lo que tanto mereces.
Quisiera ser un altar invisible donde cada alma se reconforte.
Donde pudiera acariciar cada herida, vendarla, curarla.
Donde los pensamientos que duelen se transformen en nubes de algodón , ligeras, suaves, que eleven la mirada hacia lo alto, hacia la grandeza que llevamos dentro.
Me gustaría ser un lugar que proyecte paz, serenidad, alegría… y sobre todo, confianza en la vida.
