Mi querido amigo/amiga.
En ocasiones me encuentro dirigiendo mi propia nave humana, abriéndose paso contra viento y marea. Continúo adelante a pesar de las circunstancias que me azotan, impulsada por una gran fuerza interior poderosa, casi inexplicable.
Es ese impulso el que consigue darme seguridad, incluso cuando todo parece incierto. Aunque la tormenta arrecie y el viento sople con fuerza, algo muy dentro se mantiene firme.
Estamos diseñados para seguir adelante, incluso sin saber cómo lo haremos o cómo resolveremos lo que nos espera. Porque, aunque la mente a veces nos miente, nos enreda o nos confunda, la respuesta ya está dentro. Solo hay que permitirle salir a la luz.
En esos momentos difíciles, mirar hacia adentro se vuelve esencial . Ser benevolentes, cercanos, humildes con nosotros mismos.
