Mi querido amigo/amiga .
Los pensamientos y los sentimientos salen por nuestra cabeza, como puntos de energía que los demás perciben, aunque no digamos nada. Por eso, el verdadero trabajo siempre es hacia adentro . Podemos hacer externamente “lo correcto” y contenernos, pero si no atendemos esos pensamientos de enfado, de enredo, de culpa, de sentir que no merecemos, o de creer que no nos están tratando bien y aun así nos quedamos... se genera una gran confusión interna.
Y de ahí vienen tantos conflictos que no logramos entender, ni con nosotros mismos ni con los demás. Porque cuando no hay una negociación interna con esos pensamientos, no hay un acuerdo entre nuestra alma y nuestra mente, y entonces no hay coherencia. Y sin coherencia, lo que transmitimos se distorsiona, se desordena, se siente raro.
Comprender esto también nos ayuda a ver con más claridad cuándo no pertenecemos a un lugar, y cómo retirarnos con elegancia. Sin hacernos daño, sin dramatismos, con conciencia y claridad de que simplemente no queremos seguir participando de cierta experiencia, en determinado círculo.