Mi querido amigo/amiga .
Hay momentos en los que lo sentimos con total claridad: este no es mi lugar.
Puede pasarnos en situaciones muy distintas. Tal vez has quedado con alguien y, al llegar, algo no encaja. O quizás aceptaste un plan más comprometido —un viaje, una reunión— y, al estar allí, lo sientes con fuerza: esto no va conmigo.
Lo reconocemos rápido . A veces basta un instante para notar esa incomodidad profunda que nos dice: me quiero ir. No siempre es fácil explicarlo, pero sí lo suficiente para entender que no queremos estar ahí. Y eso, lejos de ser un fracaso, puede ser un acto de autocuidado.
Salir con tacto, pero con claridad, es también una forma de respeto hacia uno mismo. Escucharnos, validar lo que sentimos y actuar en consecuencia es un paso valiente. Al final, ni nosotros somos imprescindibles para los demás, ni ellos para nosotros.