Mi querido amigo/amiga .
Hoy os quiero compartir el precioso viaje al que me ha llevado el libro de “Devoción" escrito por Pablo d’Ors (versión del libro El peregrino ruso)
Me llevo varias enseñanzas y reflexiones: no debemos distraernos con el proceso de los demás. Cada uno tiene su propia peregrinación. A lo largo del trayecto, nos encontramos con experiencias y desafíos que debemos acoger con naturalidad, sin aferrarnos ni dramatizar. Lo importante es seguir adelante, pues el verdadero destino del peregrino es la máxima libertad del ser, la libertad espiritual .
Este libro nos muestra que, a medida que avanzamos, nos volvemos más sabios, aunque no lo notemos ni lo comprendamos del todo. Es un aprendizaje que surge desde la observación y la sencillez y la propia respiración . Nos invita a la humildad y a la entrega, a poner nuestra confianza en Dios, en el cielo y en la tierra, recordando que somos parte de ambos. Nuestro cuerpo pertenece a la tierra, pero nuestro espíritu se eleva al cielo.
En mi experiencia, esta conexión con la divinidad se percibe en cada piedra, en cada pajarillo y ser vivo que nos acompaña en el peregrinar. Sin embargo, para sentirla plenamente, es necesario entregarse con pureza de intención , pues, en lo más profundo del ser, todos anhelamos estar unidos a lo divino.
Cuando logramos esa unión, sentimos un amor absoluto por lo que hacemos y vivimos. Nos invade una plenitud inexplicable, como si nuestro interior se llenara de regocijo y alegría, notamos que nuestro corazón se expande, volviéndose más grande y vibrante . Es un estado de conexión similar al de un bebé en el vientre materno, alimentado continuamente por el cordón umbilical, protegido y en calma. Es el ambiente propicio para abrirnos a la entrega y oración continua, nuestras palabras y sentimientos se convierten en una antena que nos une con el universo y la gloria de Dios.
"Devoción" me ha dejado una inmensa alegría en el corazón . Su sencillez y belleza me han recordado lo esencial: el camino espiritual, es una entrega amorosa y continua a la vez que desafiante.
¿Estamos dispuestos a rendirnos a la experiencia del peregrino y confiar en el camino? ¿En realidad hay camino?
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