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Publicado por: Cecilia Plaza Serrano


Raquel Agelán

¡DESAPRENDER PARA APRENDER!

¿Crees que podríamos realizar el mismo procedimiento y tratar de igual manera el exceso o el defecto de grasa en una piel?

Sí, has leído bien!!! Tratar aplicando el mismo proceso a una piel de aspecto reseco, alípico y otra piel que destila grasa.

Si tu respuesta es: NO, obedece a que buscas una solución para resolver el problema de esas pieles, tratando tan solo la SÍNTOMATOLOGÍA que presenta.

Por esa razón, diversificarías el tratamiento, añadiendo grasas a la que aparece seca, y astringiendo grasas, de la que segrega en exceso.

ERROR

Recuerda, tratar un síntoma, jamás ayudará a poder sacar a cualquiera de esas pieles del encasillamiento de su clasificación. Imagina, es como cuando padeces un dolor de cabeza de una manera constante, y tratas de solucionarlo únicamente a base de antiálgicos.

El dolor es una alarma de que algo no funciona con corrección. Tratar el dolor, o SÍNTOMA no es la solución, ¿verdad? buscar la CAUSA sería lo correcto.

Volvamos al tratamiento de esas dos pieles con un SÍNTOMA totalmente distinto.

¿Podrías decirme cuál es la causa que produce esas irregularidades?

¿Se trata de la alteración de estructuras diferentes, para cada uno de esos SÍNTOMAS?

Llegaste a la conclusión, efectivamente LA CAUSA es común!
Nos encontramos en ambos casos ante UNA misma disfunción de la Glándula Sebácea, con distintas consecuencias, una por defecto y la otra por exceso.

Ante esta tesitura, lo procedente en los dos supuestos para efectuar un correcto tratamiento, sería corregir la disfunción glandular. Olvidarnos del SÍNTOMA y abordar directamente la CAUSA.

Tratando la CAUSA, es decir regulando la secreción glandular, los SÍNTOMAS INDESEADOS (sequedad o exceso de grasa) sencillamente irán reajustándose de forma natural, y la piel encontrará finalmente su EQUILIBRIO.

Compositum (Biotecnología Cosmética)