Mi querido amigo/amiga .
Hacerse amiga de la propia oscuridad es una cuestión de supervivencia. Si queremos seguir avanzando y explorando, debemos aceptar que, al final del túnel, siempre hay una luz esperándonos. Esa luz me ha permitido seguir adelante con un entusiasmo renovado , con un coraje y una valentía que me han sorprendido en los momentos más difíciles de mi vida.
Cuando todo parece derrumbarse, algo dentro de mí se levanta imponente con una expresión desafiante: *Yo con Dios, ¿quién contra mí?"* Como si fuera un acto mágico, esa convicción me empodera. Además, practico muchas otras formas de fortalecerme. Los momentos bajos son reveladores : nos obligan a soltar lo que no nos sirve y a reconocer con quién realmente queremos compartir este viaje. Y eso, en sí mismo, es profundamente inspirador.